- 26 agosto, 2019
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A priori, la venta de una vivienda puede traer grandes alegrías, pero no hay que olvidar que también conlleva una serie de gastos para que la transacción acabe realizándose correctamente. Si bien es cierto que el comprador es el que tiene que asumir la mayor parte de los costes, te revelamos cuál es el desembolso a realizar a la hora de vender una vivienda.
¿Cambiar de titular de luz y gas cuesta dinero?
El cambio del titular de luz y gas es un paso que suele pasar desapercibido a la hora de calcular los gastos de vender la vivienda. La razón se debe a que no se sabe si cuesta o no dinero.
Esta modificación del nombre en ambos contratos energéticos no conlleva ningún coste ni para el vendedor ni para el nuevo inquilino. Sumado a ello, el cambio de tarifa también es gratuita siempre y cuando no se incumpla el compromiso de permanencia con la comercializadora. De ser así, habría que pagar una penalización.
Vender una vivienda con la hipoteca
En el caso de que la vivienda a vender tenga hipoteca, el vendedor tiene dos opciones:
- Se encarga de abonar los gastos de cancelación registral a la notaría en el Registro de la Propiedad. El coste de este tipo de gestión suele oscilar entre los 300 y los 1.000 euros dependiendo del préstamo hipotecario.
- Subrogar la hipoteca o, en otras palabras, que el nuevo propietario se haga cargo de la deuda restante. La opción menos aconsejable por los expertos, además de que, como en el caso anterior, conlleva unas comisiones que puede superar el 0,5% del capital de la hipoteca.
Pago del IRPF
La venta de una vivienda supone que el vendedor tenga que declarar todos los ingresos en la declaración de la renta y tributar por el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) siempre y cuando residan en España. De no ser así, está sujeto al Impuesto sobre la Renta de Personas no Residentes.
No obstante, la declaración sólo es obligatoria cuando se ha obtenido una ganancia por la venta. La citada ganancia se calcula en base a la diferencia entre el precio al que se vende la vivienda y su valor en el momento en que se adquirió.
Lógicamente, si la vivienda se ha vendido por una cifra inferior a la que se compró, no es necesario tributar esta entrada de capital.
Plusvalía municipal
Vender una vivienda implica también pagar la plusvalía municipal en el ayuntamiento donde está localizada.
Denominado técnicamente Impuesto sobre el Incremento de Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana (IIVTNU), esta plusvalía se calcula atendiendo al valor catastral del inmueble y los años que se ha tenido en propiedad. El resultado de este importe lo fijan los consistorios de acuerdo a la Ley de Reguladora de las Haciendas Locales.
Su pago se puede obviar siempre y cuando el resultado sea de minusvalías. En este sentido, hay mucha doctrina legal, por lo que es mejor acudir a un asesor fiscal para que informe de todas las dudas que puedan surgir sobre su abono.
Dar de baja el Internet
Con la venta de una vivienda es frecuente dar de baja el Internet, el servicio de telefonía fija o de televisión.
Antes de realizar este trámite, el vendedor tiene que comprobar la situación del contrato con la compañía y sobre todo el compromiso de permanencia firmado. En caso de incumplirlo, tendrá que asumir una penalización de 100 euros.